miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Es el deporte un trabajo?


Esta semana tiramos del deporte Rey en Mundo Pelotudo para hablar sobre un tema sobre el cual no tenemos una respuesta muy clara: ¿Es el fútbol un trabajo?

Es una cuestión que podemos hacer extensible a cualquier deporte, aunque con el fútbol surge justo ahora porque estamos en semana de partidos de Selecciones nacionales y suele haber líos que tienen más que ver con temas de compromiso y espíritu nacional. Sergio Ramos ha abierto un debate con sus declaraciones de esta semana. Resulta que dos jugadores del Chelsea, Diego Costa y Cesc Fábregas, no han ido con la Selección porque dicen que están lesionados. Uno ni ha venido y el otro se volvió a Londres después de que se le practicaran pruebas médicas que confirmaron que tenía molestias, pero quizás no todo lo graves como él decía que eran. De hecho, Diego Costa se declaró lesionado para ir con España y un día después jugó un partido entero, en el que, por cierto, fue el mejor y marcó un gol. Cesc también lo jugó. Sospechoso cuanto menos.

Además de esto, ha habido un par de noticias esta semana que aderezan estos temas del “deber” de los deportistas para con sus equipos nacionales. Mientras que Platini, el máximo dirigente de la UEFA, le ha advertido a su compatriota Ribery que su anuncio de renunciar a la selección francesa puede costarle una sanción por dejar de ir, en Italia están pensando en reducir notablemente el número de extranjeros en la liga para que, al menos, haya diez futbolistas en cada plantilla que sean seleccionables por el equipo nacional. Una medida que haría retroceder al fútbol a como estábamos hace, más o menos, veinte o veinticinco años.

La Ley del Deporte protege a los estamentos en uno de sus artículos: “Es obligación de los deportistas federados asistir a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales para la participación en competiciones de carácter internacional, o para la preparación de las mismas. Se considerará como infracción muy grave a la competición o a las normas deportivas generales la falta de asistencia no justificada a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales”. No distingue sobre especialidades, de modo que puede ser sancionado cualquier deportista que se niegue a ir con España, desde un jugador de fútbol hasta un tenista.

Estas normas tratan al deportista como si fuera un trabajador que tiene obligaciones con una empresa. Pero resulta que a los futbolistas, en este caso, no les paga la Federación Española de Fútbol, les pagan sus clubes. Y si se lesionan con sus selecciones, el perjudicado es el club. Sí cobran cuando logran buenos resultados en Eurocopas o Mundiales, pero a modo de primas. ¿Es eso un salario al uso? Por otro lado, otros deportistas sí reciben dinero de manera más periódica por su desempeño por parte de las Federaciones (el tema de las becas ADO) que, además, es público. Un lío tremendo.

Si exigimos a los deportistas que se comporten como trabajadores asalariados, ¿es entonces el deporte un trabajo? ¿De verdad comete una infracción un deportista que prefiere no ir con su selección nacional?

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