sábado, 23 de marzo de 2013

Mundo Pelotudo 2x23 - 23 de marzo de 2013

¿Qué plan de ocio tienes para Semana Santa? ¿Dar pedales? ¿Visitar museos? ¿Correr una maratón? ¿Ir a la cárcel, como en el monopoly? Mundo Pelotudo te ofrece eso y mucho más. Las voces de Ángel Marbán y Luis Tejo te traen la actualidad polideportiva más divertida, te resuelven dudas arbitrales y hasta apelan a tu espíritu patriótico para hacerte pensar. Qué mejor manera para preparar unas vacaciones.

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jueves, 21 de marzo de 2013

El béisbol: qué es, cómo se hace


Recuperamos una de las Zonas Mixtas del curso pasado para recordaros las reglas de ese deporte tan raro que practican los 'yankees', el béisbol.

Para poneros en situación, debéis saber que el béisbol que hoy conocemos y vemos por la tele es básicamente un invento americano. Aunque es un deporte muy popular en Canadá, Cuba, los países sudamericanos y asiáticos e incluso en algunos países europeos como Italia u Holanda, las reglas que se utilizan se desarrollaron en Estados Unidos. Hay una leyenda no confirmada que dice que un tipo llamado Abner Doubleday, un militar perteneciente a la Unión en la guerra civil norteamericana, inventó el béisbol moderno en Cooperstown, Nueva York, en 1839. Aunque lo más común es decir que este deporte es una evolución de varias variantes de juegos con pelota y garrote que se practican desde el surgimiento de las primeras civilizaciones. En la Edad Media ya se jugaba a una cosa muy parecida a la que llamaban "Stool Ball" (Bate pelota). La primera referencia al término "Baseball" surge en un escrito en Inglaterra en 1744.

Las reglas básicas son las siguientes: Hay dos equipos, compuestos cada uno por nueve jugadores. A diferencia de muchos deportes, el equipo que defiende es el que empieza teniendo la bola. Hay un terreno de juego, que todos habréis visto por la tele, en el cual hay delimitado un cuadrado de tierra con unas bases, en cuyo centro también hay un círculo de tierra. El cuadrado es donde se va a desarrollar la mayor parte del juego y se le denomina diamante. Hay cuatro bases, que coinciden con los vértices de dicho cuadrado. A la que está justo en el extremo del terreno de juego frente al círculo de tierra, que es desde donde se lanzan las bolas, se le llama "Home" y es la primera base.

Como decimos, el equipo que defiende tiene la bola. El lanzador o "Pitcher" se coloca sobre el círculo de tierra. En la base "Home" se coloca el receptor, también del equipo defensor, y después hay una serie de jugadores que defienden las distintas bases. Los jugadores restantes del equipo que defiende se colocan fuera del diamante. Del equipo atacante, en inicio, sólo está el bateador, colocado frente al Pitcher en la base Home.

La mecánica de juego es la siguiente: el Pitcher debe lanzar la bola conforme a unas reglas determinadas (entre las axilas y la parte superior de las rodillas) y el bateador tratará de golpearla y después correr hacia las distintas bases. El Pitcher tiene hasta cuatro oportunidades de lanzar erróneamente (pasadas esas cuatro veces el bateador se anota una base sin necesidad de batear, avanzando automáticamente a la primera base) y el bateador tiene hasta tres oportunidades de fallar (los llamados Strikes) hasta ser eliminado.

Siempre que el bateador consigue conectar un lanzamiento, automáticamente corre hasta las distintas bases. Entonces hay tres posibilidades. Si un jugador defensor atrapa la bola en el aire sin que ésta toque el suelo, el bateador queda eliminado (Fly). Si no logra atrapar la bola de primeras, podrá eliminar al bateador mientras éste corre entre las distintas bases, bien tocándole con la bola, bien tocando el propio defensor la base con la bola antes de que llegue el bateador.

Los lanzamientos del bateador deben entrar dentro de los límites establecidos del terreno de juego (las líneas marcadas por el diamante y sus prolongaciones, que marcan un campo de hierba). De lo contrario, el bateador hace una falta y se apunta un Strike, aunque no puede ser eliminado a través de faltas. Si logra batear mas allá de los límites de fondo del campo, automáticamente él y los jugadores del equipo atacante que hubieran en las distintas bases se apuntan una carrera.

Es importante remarcar que una vez que un bateador empieza a avanzar a través de las bases, van entrando jugadores del equipo atacante, por lo que cuando hay varios en las bases, deben avanzar todos al mismo tiempo en el momento del bateo (no puede haber dos jugadores atacantes en la misma base).

Este es el desarrollo básico del juego, aunque hay muchísimas más reglas concretas. Para terminar, tened en cuenta que a través de esta mecánica, cuando el equipo defensor elimina a tres bateadores, pasa a ser equipo atacante y viceversa, cumpliéndose entonces lo que se denomina una entrada (Inning) y empezando la siguiente (algo así como un set). Hay nueve entradas y no hay una duración determinada del partido, por lo que gana el equipo que más carreras se haya anotado al final de esas nueve entradas. Si hay empate al final de las nueve, entonces hay entradas extra hasta deshacer la igualada.

sábado, 16 de marzo de 2013

Mundo Pelotudo 2x22 - 16 de marzo de 2013

Creedlo o no, hoy es San Papas. Y el nuevo Francisco no ha tenido nada que ver con eso, ya lo era antes de que él llegara. Pero quizás sí que haya sido su intercesión la que ha llevado a Ángel Marbán a explicar, de una vez por todas, de qué va ese gran ejemplo de deporte con garrote que es el béisbol. O la que ha conseguido que Ana González, por una vez, no venga irritada. O la que ha ayudado a Luis Tejo a controlar una incontrolable mezcla de boxeo, medias maratones, lucha kazaja, rugby y judo y sobrevivir para contarlo. Hermanos, el programa vuestro de cada semana os lo damos ahora. Hágase vuestra voluntad de pulsar el enlace y escucharlo.

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martes, 12 de marzo de 2013

¿Es justo criticar a los árbitros?

En el deporte, cuando uno habla sobre los árbitros, es bastante normal que aparezcan dos corrientes de opinión completamente distintas. Una de ellas, probablemente la más extendida, entiende que estos señores son parte del juego y que ni es ético ni es conveniente hablar mal de ellos, ya que, como seres humanos que son, cometen errores, como los deportistas. Por el contrario, la opinión contraria es muy tendente a criticar a los colegiados cuando éstos se equivocan.

Al hablar de críticas a los jueces, normalmente uno piensa en el fútbol, el deporte donde más patente son las polémicas en torno a ellos. Lógico, teniendo en cuenta la magnitud mediática del deporte en cuestión, y la tremenda competitividad que ha desarrollado éste por la importancia social que se le da. Sin embargo, la figura del árbitro no se limita sólo al balompié. Hay colegiados en la inmensa mayoría de los deportes, por no decir en casi todos los que se practiquen de forma profesional: baloncesto, balonmano, tenis, hockey... Si hablamos de deportes colectivos, se les llama árbitros. Pero no dejan de cumplir el mismo rol de velar porque se cumplan las normas establecidas los jueces de disciplinas como el atletismo, la halterofilia, la natación sincronizada o la gimnasia rítmica...

Probablemente, la pasión que el aficionado al deporte le pone a la hora de apoyar a sus ídolos, sea en el deporte que sea, provoca de forma inconsciente que se considere a estas personas, secundarias en cuanto protagonismo (y así debe ser) pero tan imprescindibles como el deportista en sí mismo a la hora de que haya espectáculo, como "entes" irrelevantes. Que están ahí porque tienen que estar, pero que en ningún caso son considerados como alguien "amigo". Son personas hacia las cuales profesamos indiferencia mientras no nos toquen a nuestro deportista favorito. Si juzgan en su contra, se convierten en el enemigo. Y si juzgan a su favor, aunque sea de forma injusta, entonces nos caen bien...


Así está montado el juego. Y muchas veces, escuchamos la típica frase que cita que "quejarse de los árbitros es de equipo pequeño". Si hablamos de deportes individuales, es de deportista pequeño. Esta afirmación se sustenta en base a la teoría que dice que, sobre todo en los deportes de equipo, los árbitros tienden a beneficiar o, en caso de duda, a arbitrar a favor del conjunto poderoso, el que más hinchas tiene o más veces ha ganado un torneo. Por eso, criticarle si se equivoca a favor de un conjunto o un deportista "grande" es comportarse como los equipos pequeños, que, normalmente, son los que salen perjudicados...

Sin embargo, al tomar a rajatabla esta forma de actuar, podemos inquirir en actitudes que acaban siendo igual de injustas que aquellos que la defienden denuncian al esgrimirla. Si un equipo grande nunca puede quejarse de nada aunque lleve la razón en algunas ocasiones, al final, los equipos pequeños terminan aprovechándose de ese supuesto. Y se supone que los equipos grandes lo son porque se han "trabajado" el ser grandes. Tener más títulos, más presupuesto y mejores jugadores no da derecho a jugar en inferioridad de condiciones que tu rival. Por tanto, todos tienen que competir bajo el mismo rasero. Por tanto, si un equipo "puede" quejarse, todos pueden hacerlo.

Por otro lado, nadie tiene nunca en cuenta que cuando un equipo grande es perjudicado en detrimento de un equipo pequeño, sus quejas nunca van destinadas a denunciar que al pequeño se le ha beneficiado, sino que se refieren a que, a costa de ese perjuicio, sus rivales grandes salen beneficiados. Todo ello sin contar con que la sociedad exige a los equipos grandes que siempre hagan todo de la forma más perfecta posible. Que jueguen bien y ganen siempre; Cuando un jugador famoso se equivoca, se suele decir "pues que no cobre". Están en juego los sentimientos y, por qué no decirlo, el dinero de mucha gente (apuestas, televisiones, cuotas de socios...) Y todo eso depende de que uno o varios señores hagan bien su trabajo, que, por otro lado, es justo por lo que se les paga. ¿Por qué entonces cuando cometen errores no se les puede tocar, y a los deportistas sí?

¿Sería la profesionalización la solución? En Inglaterra, los árbitros cobran unos 24.000 Euros al mes. En España deben compaginar profesiones. En cualquier caso, ¿es ético quejarse de los árbitros? ¿Qué soluciones podrían encontrarse? ¿Tecnología?

sábado, 9 de marzo de 2013

Mundo Pelotudo 2x21 - 9 de marzo de 2013

El Mundo Pelotudo que bate récords de longevidad (nunca antes en nuestros muchos, muchísimos, dos años de existencia habíamos llegado a 21 programas) es uno de los espacios radiofónicos deportivos más calentitos que se recuerdan. Atletas en paños menores, tiradores luciendo espada, beisbolistas con sus bates, golfistas exhaustos con dulces y angelicales novias danesas... Ángel Marbán y Luis Tejo están que echan humo por las orejas. Hasta Ana González nos cuenta lo que puede pasar en el deporte cuando la ropa escasea. Todo eso y mucho más, a un toque de ratón de tus orejas.

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viernes, 8 de marzo de 2013

Los mil y un tipos de fútbol

El fútbol es una de esas cosas que se supone que todo el mundo tiene claro lo que es: el deporte más popular del mundo, ése que consiste en patear una pelota y llevarla a una portería… pero ¿y si os dijéramos que esa es sólo una de las muchas formas que hay? ¿Si os contáramos que hay bastantes variedades deportivas que también llevan ese nombre, o que también se juegan a patadas?

El que hoy, aquí en España, llamamos fútbol, eso que hacen el Real Madrid, el Atleti y el Barça, es quizás la forma más extendida, entre otras cosas por ser la más simple. El reglamento (por si queda alguna persona en el mundo que no lo sepa) se puede reducir a dos equipos de once personas que tienen que intentar meter una pelota más veces que su rival en la portería contraria, usando para ello cualquier parte del cuerpo menos los brazos (con la excepción del portero, que sí puede emplear las manos). La palabra soccer, que también se usa en algunos países, deriva de “association football”, el nombre que se le daba a finales del siglo XIX para distinguirlo de otras variedades de las que hablaremos luego.

Esta forma de fútbol parece sencilla, pero tiene sus inconvenientes. Con 11 jugadores por equipo, hacen falta 22 personas, número no siempre fácil de alcanzar. Además, para hacerlo bien hay que jugar en un campo de césped (o tierra) de unos 100 metros de largo y unos 60 de ancho. Por eso surgieron variedades más reducidas, como el fútbol sala. Aquí juegan cinco por equipo (cuatro y portero) en un campo liso (parquet, hormigón, algo así) más pequeño, de 40 por 20 metros. Hay algunas variaciones, pero esencialmente las reglas son las mismas que en el fútbol “grande”.

Para rizar el rizo, se puede jugar al fútbol con distinta cantidad de gente (en España es popular el “fútbol 7”, en otras latitudes usan 6 por equipo; naturalmente se emplean campos de tamaño intermedio entre el de fútbol sala y el de fútbol grande). También pueden darse patadas en otras superficies, como la arena (lo que da lugar al fútbol playa). En el norte de Inglaterra, incluso, es habitual jugar en explanadas llenas de barro, lo que dificulta los movimientos y cansa mucho más. Los ingleses están así de locos.

Además, existen adaptaciones del fútbol para jugadores con minusvalías. Quizás la más conocida sea la versión para ciegos: recuerda mucho al fútbol sala, con la diferencia de que el campo está vallado (para que, si chutan desviado, el balón no se vaya lejos) y que la pelota lleva un cascabel, para que los jugadores sepan dónde está. También hay campeonatos específicos para futbolistas con parálisis cerebral, con sordera, con miembros amputados, o hasta con silla de ruedas.

Pelotas ovaladas

Todas estas variantes son las que, si nos ponemos estrictos, son realmente “fútbol”, ya que se basan en golpear el balón con los pies. El problema viene de la Inglaterra del siglo XIX, cuando las reglas aún no estaban redactadas y a algunos les parecía demasiado limitado no poder emplear las manos. De ahí que en la ciudad británica de Rugby desarrollaran sus propias reglas y crearan un juego nuevo que ha pasado a la historia como “rugby football”.

Este “rugby” consiste en llevar una pelota (que por alguna extraña razón ya no es redonda, sino ovalada) hasta el fondo del campo rival y apoyarla en el suelo detrás de la línea de meta (no existe una portería). Está permitido correr con la pelota agarrada en las manos, darle patadas y pasarla con la mano, pero sólo hacia atrás. Para arrebatarle el balón al rival se le puede placar, lo que hace de este deporte un espectáculo un tanto violento. De esto básicamente hay dos versiones: “rugby union”, el más famoso, con 15 jugadores por equipo, y “rugby league”, con 13 (o menos, según las variantes).

Como herederos del rugby league están lo que en América conocen como “grid-iron football”, llamado así porque en el campo hay pintadas unas cuantas marcas que, vistas desde lejos, parecen una parrilla. De estos hay dos variedades: el americano y el canadiense.

El fútbol americano es muy parecido al rugby, pero con una diferencia muy importante: sí que vale pasar el balón hacia adelante con las manos (de hecho, aquí en general los pies se usan muy poco). Este deporte es de muchísimo contacto, tanto que los jugadores deben llevar casco y todo tipo de protecciones. ¡Casi parecen caballeros medievales preparados para un torneo!


El fútbol canadiense es esencialmente igual que el americano, pero con alguna pequeña diferencia. En Canadá se usan campos algo más grandes y juegan 12 por equipo en lugar de 11. Además, están permitidos cuatro “downs” por jugada en vez de tres. ¿Y qué es un “down”? Es cuando el jugador del equipo atacante que tiene la pelota toca el suelo con algo distinto a los pies o las manos (algo que ocurre fácilmente cuando te hacen un placaje). Cuando se llega al límite, el balón se entrega automáticamente al equipo rival. Así se evita que un jugador agarre la pelota, no la suelte y el espectáculo se convierta en un aburrimiento. En el fondo está bien pensado…

Irlandeses y australianos, a su bola

Esto, en América. Luego están los irlandeses, que han desarrollado su propio tipo de fútbol. Fútbol, Irlanda, ¿cómo se llama el deporte? Efectivamente, fútbol gaélico. Se usa un campo rectangular enorme (de hasta 145 metros de largo y 90 de ancho), y se pone en cada extremo una portería en forma de H. Si el balón pasa por el hueco superior de la H, vale un punto; si pasa por debajo, vale tres puntos (es más difícil porque hay portero). El balón se puede patear, golpear con las manos (ojo, tiene que ser un golpe con los nudillos o el pulgar, no vale agarrarlo y lanzarlo), o bien agarrarlo y salir corriendo… un máximo de cuatro pasos; si quieres correr más, tienes que soltarlo, tocarlo con el pie y volverlo a coger con las manos. Tampoco vale coger el balón directamente del suelo con las manos. Y sí están permitidos placajes, aunque no tan fuertes como los de rugby.

El fútbol gaélico tiene además una particularidad: a pesar de ser el deporte más popular de Irlanda, y de que decenas de miles de personas vayan a ver los partidos habitualmente, es un juego completamente amateur. Los futbolistas y entrenadores tienen absolutamente prohibido cobrar por jugar. En la liga más popular, el All-Ireland, los jugadores representan a sus condados de origen, y lo hacen simplemente por el honor de ser los mejores de la isla.

Para terminarla de liar están los australianos, que allí en la otra punta del mundo también han desarrollado su propia versión del fútbol (que esta vez sí, en un alarde de imaginación, han llamado “fútbol australiano”). Las reglas de juego son muy parecidas a las del fútbol gaélico, pero con alguna diferencia notable. Que básicamente consiste en que les gustan las cosas ovaladas, por eso tanto la pelota como, atención, el campo de juego tienen esa forma. Además, aquí no hay porterías propiamente dichas: en los extremos del óvalo, que están cortados para que formen una línea recta, se ponen cuatro palos. Si la pelota pasa, después de chutarla con el pie, entre los dos palos del centro (que son más altos), el tanto vale seis puntos. Si pasa por los huecos de los lados, o si se ha golpeado con algo que no sea el pie, vale un punto.

El problema es que al fútbol gaélico sólo se juega en Irlanda, y al australiano, en Australia, con lo que no hay lugar a partidos internacionales. Por eso, un día estos dos países se pusieron de acuerdo y crearon el “fútbol de reglas internacionales”, específicamente para jugar entre ellos: se usa una pelota redonda y un campo rectangular, como en Irlanda, pero se permiten normas de placajes más parecidas a las australianas. Se usan los cuatro palos australianos, pero entre los dos del medio se coloca una portería; así, si la pelota entra en la portería son 6 puntos, si pasa por encima 3, y si se va entre los palos exteriores, sólo 1. De esta cosa no hay liga ni clubes; sólo se juegan dos partidos al año, entre las selecciones de Irlanda y Australia.

Al margen de todo esto, hay una innumerable cantidad de juegos basados en el fútbol más o menos mezclados con otros deportes (en Brasil existen campeonatos profesionales de futvoley, por ejemplo), así como juegos medievales parecidos (el famoso calcio fiorentino) que se siguen practicando, aunque más bien a modo de fiesta o de exhibición para turistas. Y por supuesto, estaría muy feo olvidarse de esa obra de arte que es el futbolín. Pero si detalláramos todos, esto se haría eterno, y Mundo Pelotudo sólo dura una hora...

miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Dónde jugamos la final de la Copa del Rey?

Bueno, pues 'habemus' final de Copa del Rey. Tendremos derbi madrileño en la final, algo que Ángel Marbán todavía no ha vivido (Luis Tejo tiene mejor memoria y recuerda la del 92, y Daniel Collado estaba ocupado matando marcianitos). La cosa es que estamos a vueltas con la historia de la sede para el partido. Pensará la gente: "Pues si son el Real Madrid y el Atleti, que jueguen en Madrid". No tiene que haber desplazamientos de ningún tipo, es la opción más barata y en la Capital tenemos dos magníficos estadios para albergar una final de Copa. Pero el asunto no es tan sencillo.

Y no lo es, en parte por la cabezonería de algunos, en parte por razones que, si uno se para a pensar, pueden tener cierta lógica. De un lado, dice Enrique Cerezo (queremos tu pescuezo), presidente del Atlético de Madrid, que "hay un convenio" entre los dos equipos madrileños según el cual, cuando ambos llegan a la final de Copa, se van alternando sus estadios como sede. Y la última final entre ambos fue en el Bernabéu (con un gol de Schuster de falta y victoria atlética, por cierto) en 1992. No sabemos si ese convenio existe o no, pero lo cierto es que los razonamientos de Cerezo no cuadran: hasta ahora el Real Madrid y el Atlético han jugado cuatro finales y tres de ellas las ganaron los rojiblancos, todas ellas en el Bernabéu. Los blancos ganaron la única en el Calderón. Si bien es cierto que se alternaron el estadio del Manzanares y el de la Castellana en las dos últimas finales, existe una descompensación favorable al Bernabéu, que organizó tres finales entre ambos, por una del recinto colchonero.

En cualquier caso, sea por convenios, sea porque toca debido a lo que sucedió en las dos últimas finales, debería ser en el Calderón. Y muchos atléticos quieren. Ahora bien, hay muchos otros que no. ¿La razón? Temen una derrota en casa, que sería más dolorosa. Además, si se cumplen las estadísticas, ganará el equipo que juegue fuera de su estadio.


Por eso, hay muchos atléticos que quieren que sea en el Bernabéu. En cuanto a los madridistas, la inmensa mayoría NO quiere (queremos) el Bernabéu, ya que está muy reciente el "Centenariazo" ante el Deportivo y perder otra final en casa sería muy doloroso.

Así pues, hay mucha opinión en contra de disputar la final en "su" estadio por temas de evitar tristezas. Y, rizando el rizo, si el año pasado la final fue en el Calderón, ¿qué hacemos, repetimos?

Luego está el lío del Camp Nou: el Real quiere que sea allí y esgrime principios de neutralidad y aforo (son, hasta cierto punto, argumentos lógicos y justos; el Atlético estaría en su derecho de decir lo mismo). Sin embargo, todos sabemos que lo que quiere es ir a Barcelona a regocijarse del Barça en su estadio, lo cual está feo desde el punto de vista ético. El Barça quería hacer eso el año pasado y el Real Madrid se negó en rotundo (lógicamente) y se tuvo que jugar en el Calderón...

Así pues, como podemos observar, existen multitud de argumentos a favor y en contra a la hora de elegir la sede para la final, y no podemos hacer una valoración completa de una sola visión del asunto porque cada una tiene parte de verdad. Si dejamos la final en Madrid, es imposible que exista neutralidad, salvo que juguemos la final en Vallecas, Getafe o Butarque; si jugamos en cualquiera de esos campos, perdemos el factor capacidad. Y si nos marchamos a jugar fuera de Madrid, se plantea un problema gordo, si no varios: ¿Cómo se organiza el desplazamiento de dos aficiones rivales desde un mismo sitio a otro sin que haya problemas? Normalmente, cada una viene de una ciudad, pero no es el caso. Por otro lado, ¿por qué cargarle el "marrón" a otra ciudad? Y después, ¿por qué obligar al aficionado, sea del equipo que sea, a desplazarse gastando dinero cuando, por una vez, podemos evitarlo? La solución es complicada.

No lo sería si..... y aquí planteamos la pregunta semanal, existiese un estadio en España tipo Wembley o tipo Saint Denis. Un campo de primer nivel que albergase la final todos los años (decimos esto porque si se estableciera, por ejemplo, el Bernabéu como sede perpetua, habría enseguida mil protestas por parte de todo tipo de equipos). Un campo donde, por otro lado, jugase siempre la Selección. El problema, cuando se ha planteado eso, es que como en España somos tan envidiosos, siempre se dice que "hala, todo para la Capital". Se ha planteado en alguna ocasión algún estadio que reúne las condiciones por no ser de ningún equipo (dos ejemplos actualmente serían La Cartuja y Montjuic). Pero entonces, a veces hay problemas de distancia o de que esas ciudades no sean la Capital. ¿Deberíamos construir un estadio para evitar todo este tipo de problemas? ¿Sería la Peineta la solución?

lunes, 4 de marzo de 2013

Consultorio Arbitral - 2 de marzo de 2013 - Sustituciones

Un campo de fútbol puede tener más de 100 metros de largo y más de 60 de ancho. Cuando se hace un cambio, ¿por dónde tiene que irse el jugador que sale? ¿Y por dónde tiene que acceder el que entra? ¿Qué pasa si el que está saliendo insulta a un rival y ve la tarjeta roja? ¿Se podría hacer el cambio? Muchas dudas que, como de costumbre, Salvador Parody Merino, nuestro árbitro del colegio sevillano, nos resuelve en su Consultorio Arbitral con claridad y precisión.

¿Hay algún otro aspecto del reglamento que te inquieta? No lo dudes: pregunta y te lo resolveremos en los próximos programas.


sábado, 2 de marzo de 2013

Mundo Pelotudo 2x20 - 2 de marzo de 2013

En la semana de los "clásicos", Mundo Pelotudo huye del tópico y se empeña en buscar el otro lado del otro lado de todos los deportes que te puedas imaginar, incluido el fútbol en sus mil y una variantes. Ángel Marbán, muy preocupado por la final de Copa, defiende el lado blanco de la vida en franca minoría contra Luis Tejo, hoy apoyado en su rojiblanquismo irredento ni más ni menos que por Ana González. Además, boxeo, atletismo (nada que ver con el Atlético), tenis, baloncesto, y más, mucho más, a un clic de distancia de tus orejas.

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