jueves, 24 de abril de 2014

¿Es importante el ánimo de la afición para un deportista?

Ángel Marbán, madridista de pro, debe reconocer que el día que el Atlético de Madrid y el Barcelona se enfrentaron en la vuelta de cuartos de final de la Champions League perdió varios kilos. La intensidad con la que los “legionarios” del ‘Cholo’ Simeone, como les han bautizado algunos, barrieron del campo al Barça para pasar a semifinales después de 40 años, le dejó muerto desde el sofá. Qué tensión. Y buena parte de ella provocada por una grada y una afición de la que, en muchos aspectos y, sobre todo, en el del apoyo, el ruido, y el miedo escénico, muchas deberían aprender.

Afición. Estadio lleno. Ruido. Emoción. De ese tipo de conceptos es de lo que quiso hablar en el último programa Ángel en su Zona Mixta. Y es que mucho se ha hablado (y aún se habla) sobre la condición física del Atlético de Madrid esta temporada. Se dice que por la forma de jugar que tiene, el equipo rojiblanco acabará acusando el cansancio y no llegará físicamente a ese tramo decisivo de la temporada (que me parece a mí que ya estamos en él y no se les nota en nada). Pero parece que en partidos y en momentos como el de esta semana ante el Barça la afición pone, si cabe, un punto más de motivación y de energía para que los jugadores den un poco más de sí todavía.

La pregunta es: ¿Hasta qué punto es importante la afición en un momento como este? ¿En qué medida cuenta que un equipo o un deportista tenga detrás a un público ruidoso que meta presión a los rivales para que éste consiga rendir más o acercarse mejor a sus objetivos?

Podemos pensar que, probablemente, sin el griterío y los cánticos constantes del otro día, un futbolista del Atlético de Madrid podría haber llegado un segundo más tarde a balones divididos. Muchas veces es esa sensación de empuje externo, ese saber que hay miles de personas mirándote en directo y animándote para que llegues a tu objetivo, el que te hace dar un punto en tu rendimiento que de lo contrario no podrías dar. Se dice que la psicología y la mente tienen un papel fundamental en el rendimiento deportivo, y al fin y al cabo una afición es un apoyo psicológico para un equipo.

Sin embargo, quizás esto no puede traducirse por igual en todos los deportes. El fútbol, el baloncesto u otros deportes colectivos dan pie por motivos de concepto del juego, por afición popular o porque son más cómodos para reunir a miles de personas, a que existan auténticas masas sociales detrás de ellos. También algunos individuales, como el tenis, el ciclismo (que podríamos decir que es mixto) o el atletismo. En todos ellos, la presión de uno o cientos de aficionados puede darle un plus a un deportista o quitárselo a otro. Sin embargo, ¿escucha un nadador a la gente que le grita desde la grada cuando está en el agua? ¿Piensa un haltera en la gente que le observa en silencio antes de levantar cientos de kilos?

No en todos los deportes se puede animar de la misma forma. En algunos, incluso, existen normas de comportamiento que exigen silencio en determinados momentos, como en el tenis. ¿Significa eso que en estas disciplinas los deportistas rendirían mejor en recintos vacíos? Entonces sabrían que compiten para ellos solos, no para el resto.

Todo ello sin mencionar algo de lo que ya hemos hablado: ¿Es una falta de respeto utilizar a la afición para desmotivar o descentrar al adversario en lugar de limitarse a animar al deportista afín?

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