martes, 11 de febrero de 2014

Alfred Hajos, pionero olímpico, multideportista y arquitecto


Hoy vamos a recordar una figura muy trascendente del mundo del deporte. Y más concretamente, del mundo olímpico. Porque la semana pasada mencionamos en nuestra Time Machine al húngaro Alfred Hajos, que tuvo el honor de ser el primer campeón olímpico en la disciplina de la natación. Pese a que el hombre “le daba” a muchos más deportes…

Alfred Hajos nació en Budapest el 1 de febrero de 1878, y lo hizo bajo el nombre de Arnold Guttmann. Si después se cambió el nombre fue, precisamente, por su afición por el agua. A los 13 años tomó contacto con el medio acuático en un puerto del Danubio. Su padre se ahogaba en el famoso río y el chico no lo dudó, y se lanzó a salvarle. Fue entonces cuando se dio cuenta de sus dotes innatas para la natación.

Posteriormente decidió dedicarse a ese deporte y tomó el nombre de Hajos (marinero en húngaro) para parecer “más húngaro”. Algo así como un pseudónimo para su carrera profesional. Con 18 años luchó mucho para poder participar en las primeras Olimpiadas de la historia, las de 1896 en Atenas.

Antes, ya había dado muestras de su talento y su proyección siendo campeón de Europa en los 100 metros estilo libre en los años 1895 y 1896. Para el año de las olimpiadas estudiaba arquitectura en la Universidad Politécnica de Budapest, y no le resultó fácil conseguir el permiso del centro para poder viajar hasta Grecia, ya que al ser los primeros Juegos de la historia aún no tenían la notoriedad suficiente como para ser centro de atención del mundo en el plano social.

En los juegos de 1896, las pruebas de natación tuvieron lugar en el mar Mediterráneo, en la bahía de Zea, y Hajos ganó las dos primeras medallas de oro de la natación olímpica. Algo histórico, tanto por tratarse del primer gran nadador olímpico como por el hecho de tener que competir en unas aguas de temperatura entre 10 y 13 grados centígrados y con olas de 4 metros.

Concretamente, Hajos ganó en los 100 metros libres, con un tiempo de un minuto y veintidós segundos, y los 1.200 metros libres con una marca de dieciocho minutos y veintidós segundos. Hájos quería ganar también los 500 metros libres, pero se disputaban justo al acabar la prueba de los 100 libres y justo antes de los 1200 libres. El físico no daba para tanto.

De hecho, antes de nadar en la prueba de los 1200 metros se embadurnó todo el cuerpo con una gruesa capa de grasa para protegerse del frío. Al terminar la prueba, confesó que lo había pasado realmente mal: “Mis ganas por sobrevivir eran muy superiores al deseo de ganar”.

Tras su éxito, durante la cena en honor a los campeones el Príncipe Constantino de Grecia le preguntó: ¿Dónde ha aprendido a nadar tan bien? “En el agua”, fue la respuesta del húngaro. 

Hajos destacó también en atletismo, disciplina en la que logró ser campeón de Hungría en los 100 metros lisos, los 400 metros vallas y en lanzamiento de disco en 1898. Por si fuera poco, jugó como delantero de fútbol en algunos equipos de su país, entre los años 1901 y 1903.

En el plano laboral destacó como arquitecto para instalaciones deportivas. Se presentó a un concurso de arte arquitectónico de cara a los Juegos Olímpicos de París 1924, logrando un meritorio segundo puesto con un plan para construir un estadio. Su construcción más famosa fue el complejo de natación de Budapest, que lleva su nombre y se sitúa en Margitsziget, una isla del Danubio. Esta instalación ha sido sede de los Europeos de natación de 1958 y 2006.

En 1953, el Comité Olímpico Internacional otorgó a Alfréd Hajós el diploma al mérito olímpico. También es miembro del Hall of Fame Internacional de Natación, y en 1981 también se le hizo miembro del Hall of Fame Internacional de Deportistas Judíos. Sin duda, todo un personaje del mundo del deporte.

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