El hockey es uno de los deportes más populares en el mundo, en gran parte debido a su sencillez: dos equipos, armados con palos, tienen que conseguir introducir a base de garrotazos una pelota en la portería contraria. Es decir: lo mismo que el fútbol, pero con el componente añadido de lo que ellos llaman “stick”.
Parece sencillo, pero la cosa se complica cuando uno se pone a mirar las variables: ¿de qué tamaño es la pelota? ¿Y las porterías? ¿Y el campo? ¿Y en qué superficie se juega? ¿Y se va corriendo o patinando? Muchos matices que han llevado al hockey a convertirse no en un deporte, sino en una gran familia.
El más popular, y el primero que se inventó, es el hockey sobre hierba, que, como casi todo, se remonta a la Inglaterra del siglo XIX, o incluso a antes: la palabra “hockey” se cree que procede del francés medieval y se refiere a un tipo de bastón con extremo redondeado que usaban los pastores. El campo es similar al de fútbol, y juegan 11 por equipo, aunque la portería y, sobre todo, la pelota, son mucho más pequeñas. Los jugadores, naturalmente, van corriendo sobre el césped.
El problema es que en allí al norte muchas veces el invierno es muy duro, así que resulta complicado encontrar una pradera decente; sin embargo, sí es más frecuente ver lagos y ríos helados. Por eso, a alguien se le ocurrió que estaría bien usar los patines de cuchillas que se usaban para no caerse en una superficie tan resbaladiza y adaptar el juego, cambiando la pelota por un disco de goma (“puck”) plano, para que deslizara mejor. El hockey sobre hielo se estandarizó en Canadá a finales del siglo XIX, usando pistas con paredes (para que el puck no se vaya muy lejos y pueda rebotar) de tamaño más reducido y con 5 jugadores por equipo; esta variedad se ha convertido en un espectáculo muy popular, ya que es rapidísimo, aunque también recibe críticas porque puede resultar bastante violento.
Además, el hockey sobre hielo tiene el inconveniente de que, precisamente, necesita hielo, algo que no es fácil de conseguir en países de climas más calurosos. Por eso se desarrolló otra variante en la que los jugadores van montados sobre patines de ruedas; de ahí el nombre, “hockey sobre patines”. La pista es de tamaño similar al hockey sobre hielo pero de parquet o cualquier otra superficie perfectamente lisa, para que los patines rueden bien, y por el mismo motivo se usa de nuevo una pelota y no un puck. Esta variedad es muy popular en los países latinos: España y Portugal han ganado 15 campeonatos del mundo cada una.
Estas son las tres formas más populares de hockey, pero hay muchas más. Por ejemplo: el hockey sobre patines se juega con patines de ruedas en paralelo, dos delante y dos detrás, pero también hay hockey sobre patines en línea. Su reglamento se parece más a la versión sobre hielo (de hecho no usan pelota, sino puck), pero se juega en superficie de cemento.
También hay una versión híbrida de las tres variedades principales, que sería una especie de “hockey de pobres”: tiene las mismas reglas que el hockey sobre hielo pero se va corriendo con calzado normal, como en hockey sobre hierba, y se usa una superficie lisa cualquiera, como en hockey sobre patines. A esto se le llama “ball hockey” y es muy popular en países como la República Checa o Canadá.
Otra modalidad: el floorball o unihockey. Se usa una pista de 40x20 metros, como la de cualquier polideportivo, y se juega con una pelota de plástico hueca. Se desarrolló en ámbitos escolares para buscar una alternativa menos peligrosa y barata al hockey sobre hielo, pero poco a poco ha ido ganando popularidad, sobre todo en el este de Europa.
Entre las formas de hockey más curiosas está el broomball, que se juega en Canadá en pistas de hielo, pero con calzado especial de goma, con pelota en vez de puck… y con escobas en vez de sticks.
En Alemania, Inglaterra y Suiza se practica mucho el hockey sobre monociclo. El reglamento es exactamente el mismo que el del hockey sobre patines, con la diferencia de que los jugadores deben tener permanentemente los pies apoyados en los pedales de este peculiar vehículo. La liga alemana tiene 53 equipos federados de esto.
Existe también el hockey de mesa, que es una especie de futbolín pero con monigotes que representan jugadores de hockey sobre hielo; hay cinco varillas para controlar a cada uno de los jugadores. Y también está el air hockey, que seguro que habéis visto en cualquier sala de recreativos. Son esas mesas de las que salen chorros de aire, en las que hay que golpear una ficha circular con una especie de maza redondeada. De ambas variedades hay campeonatos europeos, mundiales y de todo tipo.
Pero sin duda, la forma más extraña que hemos visto es el hockey subacuático. Una portería en cada extremo de una piscina, un puck que no flota, y seis jugadores por equipo, equipados cada uno con un stick de, como máximo, 35 centímetros, que es con lo único que está permitido tocar el puck. Cada cierto tiempo los jugadores se ven obligados a subir a la superficie para coger aire; se juega en piscinas con entre 2 y 4 metros de profundidad. El único problema es que, como casi todo ocurre bajo el agua, no es demasiado interesante para el público; están intentando solucionarlo instalando cámaras en el fondo de la piscina…
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