En Mundo Pelotudo abordamos un tema de actualidad que tratamos en nuestro último programa: El diario El País sacaba esta semana una interesante y a la vez, escalofriante historia sobre un tipo que ha superado una adicción a un estereotipo que se consigue a través del deporte. Alberto Garrido, de 40 años, volvió a nacer hace dos. A los 38 pudo superar al fin su adicción a los anabolizantes y los esteroides tras 20 años de consumo de estas sustancias en combinación con una obsesión enfermiza por el culturismo.
Alberto Garrido acaba de superar su adicción |
Todo el mundo quiere ponerse guapo y parece que correr o estar fuerte son sinónimo de estar “en la onda” con la moda actual. Pero algunos se lo toman demasiado en serio. Alberto Garrido cuenta su historia en El País: Mide 1.70 y ahora pesa 65 kilos; Hace unos pocos años pesaba 95 kilos… De músculo. Qué daño hicieron Schwarzenegger y Stallone en su día. “Empecé en Madrid y lo hice porque quería tener un cuerpo estéticamente en los cánones de belleza de la época, 1992. Empecé tranquilo. Después, di un paso más. Al principio ni siquiera iba todos los días, solo dos o tres a la semana, pero a medida que entraba en el mundillo de los anabolizantes, pasé a entrenarme dos horas todos los días. Y a quien me preguntaba le decía que todo lo conseguía tomando solo proteínas”.
Una historia que va tornando en escalofriante a medida que da más detalles: “Al principio todo es barato. Después pasas a un ciclo más grande, y luego a otro, y ya entras en una espiral. Empiezas a entrar en los foros de Internet para contactar con gente. Pides una sustancia que sabes que funciona a los tres o cuatro días y te da unas señales inequívocas: el clembuterol, temblor de manos y sudoración, por ejemplo. Y a medida que vas haciendo ciclos te vas viendo como quieres verte, lo que te anima a seguir, y te da una gran seguridad. Cuando sales por la noche, en las fiestas, notas que la gente te respeta más, y ligas más, triunfas, y lo necesitas, porque con la testosterona te pasas el día empalmado... Hasta que llega un día en el que te empiezas a gastar muchísimo dinero en ciclos”.
Una auténtica enfermedad, una adicción como cualquier otra: “Me pinchaba las sustancias directamente en los músculos, hasta que me sacaron un litro de pus de una pierna y estuve tan mal que pensé en dejarlo. Además, tenía tantas deudas, pues gastaba más de lo que ganaba en la empresa, unos 1.200 euros al mes, y me embarqué en créditos encadenados, cada vez más caros, que mi padre, prejubilado, volvió a trabajar y tuvo que hipotecar la casa para pagar la deuda de 60.000 euros... Y, pese a eso, pasado el primer shock, en el hospital solo estaba deseando que me dieran el alta para no perder tiempo y seguir con mis ciclos. Pero dos años después, con la ansiedad no podía dormir y un día me quedé dormido y cuando me levanté no sabía ni dónde estaba, y no podía ni orinar del dolor que sentía. En el hospital me dijeron que sufría un fallo renal agudo y que si hubiera ido tres horas más tarde habría muerto. No volví a pincharme, pero como cualquier drogadicto sufrí un síndrome de abstinencia psicológico. Y descubrí que no hay centros especializados en vigorexia, así que fui a un psiquiatra, que me trató”.
La pregunta del podcast de esta semana es: ¿Creéis que sería bueno que se controlara el tema de la proliferación de los gimnasios y las tiendas de productos para culturistas? ¿Hemos pasado de no practicar deporte a estar obsesionados?
1 comentario:
Bueno, sintiendolo mucho, mi opinion es negativa respecto al articulo. Es bastante sensacionalista.
El ejemplo que poneis de la persona que usaba anabolizantes y le sacaron 1 litro de pus, no es en España. Solamente se han dado casos de infecciones de ese calibre en EEUU. Y aun asi, aunque fuera en la misma capital de españa, es un caso entre miles, sacado de contexto. No veo que pongais los casos de doping por esteroides en ciclismo, por ejemplo, donde esos ciclos cuestan 4 o 5.000 euros, o en futbol americano..
Controlar el deporte sin control es una cosa, pero centrar el articulo unicamente en gimnasios, es otra distinta.
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