Luis Rubiales, presidente del sindicato de futbolistas |
Hay personajes bastante poco sospechosos de haber sido poco profesionales en sus trayectorias deportivas que han demostrado tener una visión ligeramente comprensiva con las primas a terceros, como Manuel Sanchís. ¿Su argumento? “La genética de un deportista es ir a ganar. Si encima, por hacer lo que tiene que hacer le dan una prima extra, pues vale”. Sin embargo, otros como Carlo Ancelotti no piensan igual. Hay opiniones para todos los gustos, aunque casi nadie tenga una solución para el problema, que sigue y seguirá existiendo mientras exista el deporte profesional, que es algo más que un deporte. Por suerte o por desgracia.
En lo que parece que estamos todos de acuerdo es en que, en cualquier caso, puede discutirse sobre la ética o no de primas por ganar en un deporte, nunca por perder, que adultera completamente la competición. ¿Que también la adultera que un deportista prime a otro deportista para que gane a un tercero con quien éste se está jugando algo? Sí y no, dependiendo de en qué creamos aquellos a los que nos gusta el deporte. Si somos de la opinión de Sanchís, como un deportista debe ir siempre a ganar no se adulteraría la competición con las primas; Pero si alguna vez podemos pensar que hay equipos o deportistas que no salgan a esforzarse porque ya no tengan posibilidades de ganar, entonces se adulteraría. Pero, ¿se adulteraría por la prima económica en sí o estaría también adulterándose porque ese jugador o ese equipo no estén cumpliendo con la premisa del esfuerzo en el deporte? Todo es relativo.
La modesta opinión de Ángel Marbán es la siguiente: el deporte de hoy en día es algo más que deporte. Para los verdaderamente profesionales, para los deportistas que viven de su deporte, realmente es un trabajo. Y para esos clubes deportivos es una manera de subsistir. Son empresas dentro de un negocio, de un mercado. Y por tanto, como cualquier trabajador que recibe incentivos extra por hacer cosas extras en su ámbito laboral, siempre que las primas sean por ganar, no le parece mal que al deportista se le premie. Si se hace porque en ese momento no se está jugando nada deportivamente hablando, incluso, podría verse como un “igualamiento” frente a aquellos que sí se la juegan. Una especie de compensación de la competición para que sea equitativa y justa hasta el final.
Eso sí, para que eso resultase ético debería estar regulado, incluso por Hacienda. ¿Qué os parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario