Algunos de los recientes tropiezos de algunos deportistas o equipos ilustres (algunos incluso legendarios) han hecho reflexionar a Ángel Marbán sobre el paso del tiempo. Hace pocos días, Rafa Nadal perdió un partido en tierra batida, lo cual es ya de por sí noticia. Si además el que le vence, con todos los respetos, es David Ferrer, un hombre que apenas le ha hecho sombra nunca sobre esta superficie, el asunto se vuelve más sorprendente. Nadal empieza a divisar la treintena en el horizonte y cada vez está más mermado por sus problemas físicos. Con el paso del tiempo empezará a ser cada vez menos chocante verle caer antes de tiempo en los torneos.
El paso del tiempo no perdona a nadie. Tampoco la ausencia de victorias. Fernando Alonso ganó dos mundiales de Fórmula Uno en 2005 y 2006, hace ya siete y ocho años. Para algunos vive del cuento desde entonces. Para los más acérrimos, no ha vuelto a tener suerte ni ha habido justicia con él. El caso es que ha ido perdiendo protagonismo en el panorama deportivo español. Porque no gana.
Quizá el caso más claro del declive por paso del tiempo y envejecimiento es el del Barça. Un grupo que maravilló al mundo y cambió el estilo de este deporte entre 2008 y 2012, ganando prácticamente todo lo que jugó. Ahora, algunos de sus futbolistas estandarte se han ido y otros se irán cuando llegue junio. Otros, casi están en el final de sus carreras.
Y es ahora cuando se empiezan a escuchar comentarios a favor de relegar al banquillo a Xavi. De vender a Cesc Fábregas e incluso a Messi. Cuando se agota el hambre, los rivales te conocen y el público te tiene más que visto, a las primeras de cambio, al primer fracaso sonado tras los éxitos, la gente te sentencia.
¿Pasará esto mismo cuando Nadal empiece a caer en octavos de final de cada torneo que dispute? ¿Se olvidará la gente de él? ¿Recordará sus récords, sus más de diez grandes y su condición de deportista español más laureado y famoso de la historia?
Por lo que se percibe en España, es algo que muy probablemente sucederá. No sabemos exactamente cómo se sigue ahora mismo a Roger Federer, pero desde luego en nuestro país el suizo ha pasado de ser el mejor de todos los tiempos con la raqueta a ser casi un ex jugador. Es la tendencia en el deporte moderno: En cuanto dejas de ganar, pasas al ostracismo. El deporte no tiene memoria, que se suele decir.
Esa es la pregunta de esta semana: ¿Es justo que sólo seamos hinchas de nuestros deportistas favoritos cuando ganan? ¿Es noble ser sólo seguidor de alguien cuando está en el mejor momento de su carrera y después sustituirle por otro joven cuando envejece?
Para Ángel es muy injusto que no se tenga memoria. Los grandes deportistas, cuando logran grandes éxitos y se perpetúan en ellos, se ganan al mismo tiempo el derecho a seguir jugando y fallar cuanto les apetezca. Por eso nunca entenderá que una hinchada acepte que una leyenda de su equipo favorito de fútbol (un Raúl, un Xavi, un Messi) ya no vale porque su tiempo ha pasado y hay que venderle.
El que sea seguidor de Fernando Alonso o de Carlos Sainz deberá seguir siéndolo siempre si quiere llamarse seguidor de verdad. Y lo mismo con Nadal. Pero quizá somos unos románticos.
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