Dado que este fin de semana tiene lugar uno de los acontecimientos más mediáticos e importantes del mundo del deporte a nivel mundial, hemos creído conveniente dedicar nuestra batallita del último programa a hablar un poco de la historia de la ‘Superbowl’: la gran final del campeonato de fútbol americano de los Estados Unidos.
Este año, la final la juegan los Seattle Seahawks y los Denver Broncos. Será, como siempre, en la madrugada de este domingo al lunes, a eso de las doce y media. Una fecha especialmente elegida por parte de la maquinaria mediática yanqui, que siempre ha entendido el deporte como un negocio. Pero enseguida hablamos de eso.
La historia de la Superbowl tiene directamente que ver con una fuerte rivalidad. La que desde el despegue del fútbol americano tuvieron la antigua NFL (la NationalFootball League) y la AFL (American Football League). La NFL había experimentado un éxito enorme desde finales de los años cincuenta. De hecho, desbancó al béisbol como deporte nacional. Esto despertó el interés de muchos empresarios, que veían en el deporte la posibilidad de hacer negocio. Uno de ellos, Lamar Hunt, un texano que había tratado de adquirir franquicias de la NFL sin éxito, creó una nueva asociación de diez clubes como venganza. Se le llamó, como decimos, AFL, y comenzó a granjearse una seria rivalidad con la NFL.
La AFL contribuyó a evolucionar el fútbol americano: se instalaron por primera vez relojes visibles para el público en los estadios y se mejoró el sistema de sustituciones en los partidos, lo que daba más espectáculo. Incluso se incluyó la posibilidad de dar entrada a jugadores de raza negra en los equipos, algo que aumentó la tensión con la NFL. Ambas ligas competían por los mejores jugadores y por el dinero de anunciantes y empresarios, y en 1966 ambas asociaciones decidieron poner paz y unirse en pos de una Liga que aglutinara a todos los equipos de los Estados Unidos, algo que sucedió de forma efectiva en 1970.
Es aquí donde la Superbowl, traducida literalmente como ‘Súper Tazón’, encontró notoriedad. Se puso en marcha en 1967 como una final entre los campeones de la AFL y la NFL para determinar al ‘súper campeón’ de los Estados Unidos. Cuando ambas ligas se fusionaron, las antiguas asociaciones se transformaron en Conferencias y la Superbowl pasó a ser una final entre campeones, como se hace en la NBA.
El egocentrismo que caracteriza a los norteamericanos les hace decir que el campeón de la Superbowl es el campeón del mundo, ya que la NFL es la liga más importante del planeta y el fútbol americano se juega poco fuera de las fronteras yanquis. Eso sí, de lo que pueden sentirse campeones del mundo los finalistas es de notoriedad, ya que la Superbowl es el acontecimiento televisivo más importante del año en Estados Unidos y es visto por millones de espectadores en todo el planeta. De hecho, en la noche de la final, que siempre se disputa en el primer domingo del mes de febrero, una fecha conocida como ‘SuperSunday’ y que de facto es fiesta nacional, se consume más bebida y comida en el país que en cualquier otra fecha del año a excepción del día de acción de gracias. Y las tasas publicitarias son las más caras del año en televisión. Toda una forma de unir negocio y deporte.
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