Junto a Cochet jugaron Jean Borotra, Jacques Brugnon y René Lacoste. En aquella época se pudo ver uno de los grupos de tenistas que más impacto ha tenido en la historia de este deporte y que contribuyó a su evolución. Y nuestro protagonista era el mejor de ellos.
Cochet destacó por su talento y fue el que más en serio se tomó el tenis de los cuatro Mosqueteros. Su padre era presidente del club de tenis de Lyon y Henri creció viendo jugar a los grandes de la época. Con 19 años ya era campeón de la región de Lyon. En 1921, a pesar de tener que cumplir con el servicio militar, se le permitiría competir en algunos torneos y se consagró como uno de los mejores tenistas franceses. Fue entonces cuando acuñó el sobrenombre de “el Mago”.
Sus cualidades eran muy completas, pese a que ni siquiera llegaba al metro setenta de estatura, algo que hoy es considerado un hándicap en el tenis. Cochet golpeaba a la bola en la subida de ésta tras el bote en su parte del campo y así aprovechaba la inercia y la velocidad con la que venía, algo que, por ejemplo, vemos mucho en Novak Djokovic hoy en día. Además, poseía unos reflejos tremendos. Sus compañeros y rivales le consideraban como el mejor en cuanto a movimientos y dinamismo en la pista.
Henri Cochet y René Lacoste |
Algo que, lógicamente, se iba a notar en sus logros deportivos. En 1922 ganó su primer campeonato de Francia, la antesala de Roland Garros, y empezó a formar parte del equipo galo de Copa Davis. Ya esa temporada acabó como número uno francés. Posteriormente abandonó ligeramente la competición para centrarse en sus negocios, que tenían que ver con tiendas de artículos deportivos, aunque en 1924 participó en los Juegos Olímpicos en París y obtuvo la medalla de plata en individuales y en dobles.
A partir de 1926 se produciría su despegue definitivo, que duraría hasta principios de los años 30. De hecho, Cochet fue el primer tenista que hizo sombra a las grandes estrellas no francesas del momento, como el norteamericano Bill Tilden. Logró ganar el campeonato de Francia, por entonces recién abierto a tenistas de todo el mundo, en cuatro ocasiones más (1926, 1928, 1930 y 1932), alcanzando la final en 1927 y 1930. Su calidad también le haría ganar en Wimbledon en dos ocasiones (1927 y 1929) y alcanzar la final en Londres en 1928. Justo ese año ganaría el Abierto de los Estados Unidos, torneo en el que haría final en 1932.
Cochet fue también un maestro en dobles, donde ganó cinco grandes (tres Roland Garros y dos Wimbledon) y alcanzó hasta seis finales más. Pero sobre todo fue una leyenda en la Copa Davis, formando parte de un equipo legendario que logró seis títulos seguidos, entre 1927 y 1932, junto a sus compañeros de fatigas antes mencionados. Sin duda, un referente en el mundo de la raqueta al que merece la pena recordar.
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