miércoles, 6 de febrero de 2013

¿Por qué se dopa un deportista?

El dopaje vuelve a estar de actualidad más que nunca debido a dos motivos: La confesión del norteamericano Lance Armstrong de que se dopó para poder ganar siete Tours de Francia hace ya algunos días, y el inicio del juicio a Eufemiano Fuentes, el primer implicado en la "Operación Puerto". Pasa el tiempo y no sólo no nos quitamos de encima la lacra del dopaje, sino que cada vez se nos caen más mitos al suelo y nos dan más bofetadas en la cara para tratar de decirnos que, en el deporte de élite hoy en día, las cosas no son tan de cuento de hadas.

Armstrong, Contador, Marion Jones, Marta Domínguez... son muchos los nombres, de distintos deportistas y en distintos deportes, que son descubiertos como culpables o sospechosos (cuando a uno se le señala ya es muy difícil quitarse esa etiqueta). Se hace de forma tan sofisticada y tan organizada, y por tanta gente de tan distinto carácter o imagen ante los medios, que la pregunta que quizá deberíamos hacernos es: ¿Por qué se recurre a esto?

¿Para qué se dopa un deportista? Evidentemente, para tener ventaja sobre los demás y poder tener más opciones de ganar. Ahora bien, la necesidad de ganar, que hoy en día es más alta que nunca, viene dada por la educación que ese deportista recibe y que proviene de la sociedad, de todos nosotros. Quizá también deberíamos hacer una reflexión personal y preguntarnos por qué tendemos a encumbrar al que gana y a despreciar al que pierde.

Hemos convertido el deporte en una máquina de generar estrellas y héroes, en la vía de escape de un mundo lleno de problemas y quebraderos de cabeza que encuentran solución cuando nos sentamos en el sofá y nos quedamos absortos viendo cómo el ídolo de turno, el súper hombre, machaca a su rival. Lo hemos llevado a tal extremo, lo hemos convertido en tal circo, que sus protagonistas han tenido, quizá, que recurrir a la trampa para poder soportar físicamente lo que la sociedad exige de ellos.

Decía Armstrong en la entrevista que conmocionó al mundo que "es imposible ganar 7 Tours sin doparse". Lo cierto es que, para quien sea poco entendido de ciclismo, meterse etapas de cientos de kilómetros a un nivel de estrés considerable durante 28 días de un mes descansando dos también debería serlo. Si, tal y como ha dicho después, ha habido dopaje en todas las épocas y sólo son "cuatro o cinco" los que no se dopan (entiendo que para soportar el ritmo del resto, no ya para ganar), ¿por qué no reducir el nivel de exigencia? 

Hay más preguntas que se nos vienen a la mente: Si casi todos se dopan, entonces casi todos siguen luchando en igualdad de condiciones, sólo que reforzados físicamente, ¿no? Según cómo se mire hay grietas por todas partes con este tema. Por no hablar de un detalle fascinante: la lucha contra el dopaje consiste en prohibir sustancias que se usaban en un momento determinado diez años después; de ese modo, todos los que en su día no incurrían en delito, pasan a ser culpables. La excusa es que son sustancias que en su momento no se podían medir. En este sentido, ¿no es raro que a Armstrong se le venga todo encima años después? ¿Qué sentido tiene juzgarle ahora? Si no se podía medir, mala suerte... pero es absurdo juzgar el pasado con normas del presente. Si eso se hiciera en todos los órdenes de la vida, habría más gente en la cárcel que viviendo en libertad...

 
Siempre ha dado la sensación de que el dopaje, más que un modo de tener ventaja, es un negocio. Por dinero sí se montan tramas. Habría que luchar contra eso y poner una serie de normas estrictas, no juzgar a un ciclista diez años después o porque ha dado 0,0005 picogramos de una sustancia que todos podemos tener en el cuerpo. Que, por cierto, hacer eso también vende mucho y da mucho dinero.

Y para terminar, una con la que muchos se nos abalanzarán encima. Pero, si los propios protagonistas reconocen que el nivel que se les exige está fuera del límite humano y no nos vamos a plantear cambiar; si se dice que todos, en distintas épocas, se han dopado, ¿por qué no abrimos la mano? ¿Por qué no ponemos normas que permitan, de forma controlada, medida hasta el extremo y siempre sin riesgo para la salud, un refuerzo físico para los atletas y deportistas? El fin no debería ser aniquilar a todo aquel al que se le pille comiéndose un filete, sino potenciar la igualdad en el deporte...

2 comentarios:

Unknown dijo...

Respaldo a pies juntillas la idea de racionalizar y no explotar el recurso físico de los deportistas. Estamos muy cerca de alcanzar el tope óptimo de rendimiento del cuerpo gracias a saturar de fechas y compromisos los calendarios.

¿Para qué? Cuántos vieron ayer el amistoso Irlanda vs Polonia, por poner un ejemplo? Incluso a la Selección Española se la vio menos que de costumbre, estoy seguro.

Pero no, hay que competir domingo, miércoles, domingo, constantemente, cuando en época de Di Stefano era una tercera parte la carga de trabajo.

Hablo de lo que veo más, fútbol, pero es extrapolable al resto de deportes.

Respecto a las normas del dopaje, si se respetaran no habría distinciones entre casos y casos profesionales, aunque pienso que es muy distinto el caso de un deportista que recurre a una sustancia no detectable frente a la de otro que genera esa sustancia o no es consciente de lo que un filete puede generar en su organismo. La intención en el deporte es, creo, un 40% como poco.

¡Un saludo, pelotudos!

Anónimo dijo...

el artículo está bien, pero caes en los típicos clichés sobre el dopaje, si te documentas algo más, empezarás a desecharlos: para empezar, a Armstrong se le fue la pinza con el tema de dopaje. Es una personalidad muy ambiciosa, mu amante de la fama y del dinero, y su ambición le secuestró, llevándole al punto en el que está ahora.

En cuanto a lo de que es imposible para el cuerpo humano soportar 21 días de ciclismo (no 28, como dices) díselo a los ciclistas de los años 20, 30, y 40, que acababan Tours el triple de duros (había etapas de 350 km. algunos días) sin apenas 'ayudas externas', y si las tenían eran muy rudimentarias, con más efectos nocivos que beneficiosos. Por lo tanto, en la actualidad, con los avances logrados (bicicletas, nutrición, control médico) humanamente es factible acabar una ronda de tres semanas, sin ningún problema.

En cuanto a lo de que lo de Armstrong se juzgó muy tarde y tal, según la ley antidopaje estadounidense, las acciones de Armstrong no habían prescrito, por lo tanto, se le podía juzgar...

Y, por último, en lo de dejar manga ancha para que cualquier deportista se meta 'material'. En la NFL, NBA y algún otra disciplina ya se hace. En deportes como ciclismo o atletismo se adulteraría la competición de una manera más evidente, se competiría en función de ventaja médica principalmente, no de nivel físico o talento, que es lo que se busca. El que tenga un mejor equipo de médicos (bien pagados) llevará ventaja sobre el que no pueda permitírselo, aunque este último tenga más talento o sea mejor físicamente. Por lo tanto, para hacer la competición más real, tolerancia cero siempre. El que quiera usar 'ventajas', ya sabe a lo que se atiene. Saludos.