Como sabéis, el pasado fin de semana se disputó en la ciudad de Vitoria la Copa del Rey de baloncesto. Un torneo que, desde hace años, viene teniendo mucha repercusión mediática y mucho tirón por parte de los aficionados, tanto de los equipos participantes como por parte de la gente de la ciudad anfitriona.
El sistema de competición es simple, pero precisamente en esa simpleza radica la facilidad con la que la cita es capaz de emocionar al respetable: terminada la primera parte de la temporada en la Liga regular, los ocho primeros clasificados se meten directamente en una fase final de Copa que se celebra en una ciudad previamente elegida desde hace tiempo. Se hace un sorteo puro entre esos ocho clasificados y se para la competición liguera para dar paso a un fin de semana en donde se celebra el torneo, que consta de partido de cuartos, partido de semifinales, y final. Todo reducido a cuatro días (de jueves, a domingo) de mucho baloncesto y mucho espectáculo.
¿Por qué tiene tanto éxito este torneo? El formato de eliminación directa siempre añade mucho morbo a los partidos, ya que los equipos teóricamente con menos opciones pueden dar la sorpresa ante los grandes. Después, el hecho de que se pare la Liga para dar protagonismo únicamente a un torneo como la Copa es una de las claves del boom mediático que ha despertado esta cita en los últimos años. Organizándolo de esta forma y con sede fija, se asegura que, desde el inicio de la temporada, todos los equipos de la Liga estén concentrados por ser uno de los "elegidos" para participar en ese acontecimiento que detiene el mundo del baloncesto en nuestro país por unos días. Es una Copa del Rey con formato de Mundial de fútbol.
Nuestra pregunta para esta semana es: ¿por qué no adaptamos este formato, tan bien acogido y que tanto éxito ha demostrado, para "salvar" la Copa del Rey de fútbol?
Hagamos un cálculo rápido: La Copa del Rey de fútbol, ahora mismo, supone nueve partidos que jugar para cualquier equipo de Primera. Eso sólo para los de mayor categoría, los de Segunda y Segunda B juegan todavía más. Como ahora mismo la Copa ni da dinero ni da prestigio, no es demasiado raro ver cómo conjuntos de Primera se ven fuera a las primeras de cambio porque la competición no les interesa.
El formato a doble partido minimiza al máximo la posibilidad de que haya sorpresas agradables de cara al espectador. En esto, hay una gran corriente que lleva años reclamando que se copie el formato inglés, en donde todas las rondas eliminatorias se juegan a partido único en el campo del equipo de menor categoría.
Plantearíamos una medida "híbrida" entre las dos. Para empezar, reducir las rondas de dieciseisavos a cuartos de final, por ejemplo, a partido único, harían que en lugar de tener que jugar cuatro partidos, los equipos tuvieran que jugar sólo dos. Ya estaríamos ganándole dos semanas al tan apretado calendario futbolístico. Pero, si además de eso, se jugaran las rondas de cuartos, semifinales y la final a partido único y en una o dos sedes elegidas previamente, parando la Liga, el torneo adquiriría una dimensión nada parecida hasta ahora. Todos estarían pensando en las fechas de Copa desde el principio de la temporada. Las televisiones ganarían más dinero, etc.
Esas dos semanas que le hemos quitado al calendario podrían adaptarse, parando la Liga durante ese tiempo. Pero es que, además, jugar todas las eliminatorias a una ronda podría hacer que el calendario ganase aún más tiempo libre para que los equipos descansaran más. Se comenta que no se pueden jugar partidos durante días seguidos en un mismo césped, pero jugando encuentros cada dos días se pueden disputar hasta tres en una misma semana.
Todo ello sin contar con los beneficios que supondría este formato para las ciudades que acogieran la fase final de la Copa. Y sólo hay que echar un vistazo a las últimas sedes de las finales para comprobar que esa leyenda de que haya "diversidad" no es tal. Puede haber sedes compartidas. Y si ya, con todo eso, el campeón de Copa va a la Champions, la hemos reflotado por completo.
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