No os asustéis, no nos hemos vuelto locos. Recordamos perfectamente el gol de Iniesta en el frío Johannesburgo y tenemos todavía en mente a Casillas levantando la copa, hace ya casi dos años. Todo eso ocurrió durante el Mundial de Sudáfrica, en la decimonovena edición del torneo organizado por la FIFA cada cuatro años. Pero ¿y si el trono de Campeón del Mundo se decidiera de otra manera?
Vayamos al ejemplo del boxeo. En este deporte el sistema es mucho más sencillo que en otros, pues no hace falta reunir a todos los competidores en un lugar concreto y en una fecha concreta. Simplemente, el aspirante consigue el título cuando derrota al campeón actual. Y lo mantiene de ahí en adelante hasta que llega alguien que le vence. Pongamos un ejemplo: Muhammad Ali llegó a ser el número uno de los pesos pesados en 1964 al zurrar a Sonny Liston. Desde entonces se peleó con unos cuantos, y nadie logró derrotarle hasta 1971, cuando llegó un tal Joe Frazier, le mandó al suelo de un gancho de izquierda y, de paso, se quedó con su cinturón de campeón.
En fútbol, entonces, el método sería el mismo. Un equipo mantendría el estátus de campeón hasta que llegara otro que le ganara. Este sistema, evidentemente, no tiene ningún reconocimiento oficial, pero como frikis del balompié hay muchos, se ha creado una especie de federación que va llevando la cuenta desde el principio de los tiempos. O más concretamente desde 1873, cuando se jugó el segundo partido internacional de la historia e Inglaterra se impuso a Escocia por 4-2 (en el primer partido, un año antes, empataron a 0, así que para esto no nos vale).
Podréis suponer que durante muchísimo tiempo el título se quedó en las Islas Británicas, alternándose entre Escocia, Inglaterra y, con menos frecuencia, Gales e Irlanda. De hecho, hasta 1909 ninguna selección del otro lado del Canal de la Mancha tuvo el honor de retar a los súbditos de su Graciosa Majestad con el campeonato en juego; fue Hungría y se llevó un contundente 2-4 por parte de Inglaterra. Era tal el dominio anglosajón en los primeros tiempos del fútbol (para eso lo habían inventado ellos) que hubo que esperar a 1931 para que alguien les superara: la gloria corresponde a Austria, que apabulló 5-0 a Escocia.
Entre que no todo el mundo participaba en los recién creados torneos de la FIFA (unos porque los viajes eran muy largos, otros como los mismos británicos porque, como inventores, se creían los mejores y no veían necesidad de demostrarlo por ahí) y que la situación política era un tanto confusa en aquellos tiempos, hubo que esperar al mundial de 1950 para que el premio saliera de Europa. Lo consiguió la selección de Estados Unidos, capaz de vencer a los ingleses, aunque les duró poco: al siguiente partido les ganó Chile. Así, el título estuvo un tiempo rondando por América, y de ahí en adelante, con la cada vez mayor abundancia de partidos internacionales por unos u otros motivos (amistosos, fases de clasificación, torneos continentales varios), fue recorriendo el planeta.
Hay que tener en cuenta que no siempre el campeón mediante este sistema coincide con el que levanta la Copa del Mundo oficial, ya que, en caso de empate (se cuentan prórrogas y tandas de penaltis), el galardón lo conserva el que lo traía. Así, selecciones de lo más variopinto han llegado a ser campeonas no oficiales del mundo. Por ejemplo, España ya lo había sido en varias ocasiones. La primera, en 1961 tras vencer a Argentina, aunque duró poco: tras conservarlo con éxito en tres partidos, durante el mundial de 1962 nos lo quitó Checoslovaquia. También lo tuvimos unos meses en 1972, en 2001 y, por supuesto, en 2010, desde que ganamos a Holanda en la final hasta que, poco después, perdimos en Argentina.
Algunos equipos llamativos que han conseguido alguna vez ser, de alguna manera, los mejores del mundo son (agarraos) Grecia, Ecuador, Georgia, Bolivia, Zimbabwe, Angola, Israel, Japón o incluso las Antillas Holandesas, que lo lograron en 1963 al vencer al entonces campeón México... aunque la alegría sólo les durara cuatro días, los que tardaron en jugar (y perder) contra Costa Rica. En este curioso palmarés, el liderato histórico lo tiene Escocia, que ha defendido el título con éxito en 86 ocasiones, más que nadie. Precisamente fueron los escoceses, no sabemos con cuánto whisky encima, quienes se inventaron este campeonato allá por 1966. Inglaterra había ganado el mundial de ese año (en su propia casa y con muchísima polémica arbitral), y poco después, en un amistoso, Escocia había vencido a Inglaterra... si habían derrotado a los campeones del mundo, es que los nuevos campeones eran ellos, ¿no?
Sabiendo todo esto, os planteamos un reto: ¿sabéis quién es el actual Campeón No Oficial del Mundo? Os dejamos investigar hasta este viernes, que daremos la respuesta en directo en el programa 17. Os aseguramos que la respuesta os va a sorprender...
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